Alguna vez te has planteado sorprendentes propósitos de Año Nuevo, como perder peso, empezar a ahorrar, montar su propio negocio, hacer ejercicio con regularidad, cambiar de profesión, comer más sano o dejar de fumar… Seguramente te llenaste de entusiasmo y creíste que este año sería muy diferente. Pero, ¿qué ha pasado 5 meses después?
Esto es algo que veo en la mayoría de mis amigos y, para ser sincero, en mi propia vida. Todos lo hacemos. He visto a personas que luchan por cambiar hábitos perjudiciales durante años e incluso décadas. Algunos se esforzaban por dejar de procrastinar y siempre dejaban las cosas para el último momento y perdían plazos importantes. Otros no podían obligarse a comer de forma más saludable o a hacer ejercicio, e incluso sufrían graves problemas de salud. Otros asistieron a un taller tras otro sobre la potenciación del liderazgo y aun así, bajo estrés se olvidaron de todo lo aprendido.
El proceso de intentar cambiar y fracasar es totalmente destructivo para el alma: hemos aprendido a creer que si nos esforzamos lo suficiente y tenemos fuerza de voluntad, deberíamos ser capaces de cambiar. Cuando no conseguimos cambiar, empezamos a dudar de nuestras propias capacidades y personalidades, y desarrollamos una baja autoestima. Las expectativas poco realistas que tenemos para nuestro cerebro no sólo son malas para nuestra propia relación con nosotros mismos, sino que además, al provocar un estrés adicional, nos dificultan aún más la creación de un cambio real y duradero. Por lo tanto, aprender lo que podemos esperar de forma realista de nuestros cerebros y tener formas prácticas de crear cambios puede romper este círculo vicioso.
Nuestros cerebros se resisten al cambio repentino por múltiples razones. Los seres humanos son criaturas de costumbres, porque seguir los hábitos requiere automáticamente mucha menos energía y espacio mental, lo que nos libera para centrarnos en otras cosas. Además, la familiaridad reconforta los centros emocionales de nuestro cerebro. Formamos hábitos inconscientemente sin darnos cuenta y a menudo nos cuesta cambiarlos. Cada vez que intentamos y fracasamos en un cambio, acumulamos decepción y empezamos a perder la esperanza. Todo el mundo lo hace.
Para dejar de repetir los errores del pasado, tenemos que entender por qué formamos esos hábitos en primer lugar, y qué conseguimos con ello. Nuestras acciones siempre alimentan necesidades importantes, como la seguridad, la variedad, la importancia, la conexión. Si no obtuviéramos nada de nuestras acciones, no las haríamos más. Por eso no podemos deshacernos simplemente de los viejos hábitos; primero tenemos que entender el propósito que tienen. Sólo entonces podremos averiguar cómo obtener las mismas recompensas de una manera mejor.
Ahí es donde entra este post. Para llevar a cabo un cambio duradero, tenemos que gestionar el conflicto entre los distintos centros del cerebro. Algunos estudios dividen al cerebro en tres grandes clases, basadas en nuestro desarrollo evolutivo: el cerebro de lagarto, el cerebro de mamífero y el cerebro humano.
El cerebro de lagarto controla funciones automáticas como la respiración, los latidos del corazón y la digestión, y se encuentra esencialmente en su lugar antes de que nazcamos. El cerebro de los mamíferos automatiza nuestras acciones -creando hábitos, habilidades físicas y recordando eventos pasados- para asegurar que podamos sobrevivir en nuestro entorno. El principal objetivo del cerebro de los mamíferos es mantenernos a salvo, y comunica “seguro/no seguro” a nuestros otros centros creando emociones. El cerebro humano es la parte más inteligente y actualizada, y nos permite dar sentido al mundo, aprender y tener rasgos de personalidad individuales, lenguaje, pensamientos abstractos y empatía por los demás.
Pero ¿por qué c*** no puedo cambiar? Porque esta división de funciones dentro del cerebro a veces puede crear problemas, por ejemplo, el cerebro de los mamíferos siempre busca la seguridad y el placer, mientras que el cerebro humano quiere tomar las mejores decisiones, aprender, desarrollarse y crear cambios, para seguir creciendo y optimizando nuestras vidas. Esto puede llevar a menudo a un conflicto interno. En situaciones de incertidumbre o amenaza, el cerebro de mamífero crea las emociones que odiamos, como la ira, los celos, el miedo y la ansiedad.
¿Cómo puedo solucionar esto?
Creando un cambio duradero en nuestras vidas, por lo que tendremos que proporcionar a nuestro cerebro tres (3) cosas, pero eso sí, ponle la suficiente energía sobre todo en aquello que implica cambiar nuestro comportamiento en áreas como la toma de decisiones, la comunicación y la dinámica de las relaciones. Estas 3 cosas que debemos hacer son:
Cambia el Yo: Cambiar nuestros hábitos, analiza por qué desarrollamos hábitos y por qué nos cuesta tanto cambiarlos. Piensa por qué tenemos malos hábitos en primer lugar y cómo podemos sustituirlos por alternativas mejores. Si te sientes poco entusiasmado, busca esa idea con la que creas tu motivación y tu visión a largo plazo de hacia dónde quieres ir realmente.
Cambia tus emociones: hablo de por qué nos sentimos como lo hacemos, qué nos dicen nuestras emociones y cómo podemos cambiarlas. El componente emocional de nuestra existencia es el más difícil de cambiar, ya que lo crean los centros subconscientes de nuestro cerebro. Para cambiar nuestras emociones, tenemos que entender por qué las tenemos en primer lugar, qué nos están “diciendo” y cómo nuestras acciones pueden influir en ellas.
Cambia tu personalidad: es el cómo percibimos el mundo, cómo lo recordamos y cómo utilizamos esos datos para construir nuestro propio modelo interno del mundo. Cada etapa de nuestra vida estuvo y está llena de sesgos, y cada uno de nosotros se forma una visión del mundo muy diferente. Ni que decir tiene que estas visiones influyen en nuestros rasgos de personalidad y las decisiones que tomamos. Por lo tanto, si queremos crear un cambio real en este ámbito, tenemos que aceptar los defectos de nuestro modelo del mundo y desafiarlos.
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Me encantó, muchas gracias por compartir contenido tan interesante y útil. Cambiar requiere mucha disciplina y parte todo de la conciencia, del analizar y reconocer porqué hacemos las cosas… nada sencillo pero muy satisfactorio cuando logramos aportar cambios.
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Gracias Selene. Me alegro que te haya gustado. Si la idea es mejorarse a si mismo con conciencia y disciplina. Un abrazo de alas 🦋💫
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