La naturaleza del ser humano es tener miedo, porque ésta es la emoción que nos ayuda a sobrevivir. Este miedo nos protege y nos ayuda. Pero ¿qué pasa con la serie de miedos que hemos despertado, que han sido creados por nuestras creencias —el miedo al compromiso, al éxito, al abandono, entre muchos otros, que se han vuelto nuestros más grandes paralizadores? El miedo bloquea nuestro crecimiento personal, nuestro sentido de aventura, nuestra posibilidad de alcanzar nuestros deseos. Esta emoción nos detiene, y a veces creamos una gran cantidad de historias, excusas y justificaciones para admitir que se vale tener miedo.
¿Cuántas veces has dejado de hacer algo por miedo? ¿De decir lo que quieres o lo que piensas? ¿De expresar quién eres? El miedo es nuestro más grande obstáculo.
Quiero aclarar que el miedo real es el que tenemos como método de supervivencia, el que nos pone alerta frente a las amenazas, es el que el cuerpo activa ante el peligro y nos permite reaccionar con mayor rapidez y eficacia ante las adversidades.
El miedo imaginario es el más desagradable, porque es producto de nuestra mente y no es instintivo. Es un temor que creamos con nuestros pensamientos, pero que no es real. De aquí pueden surgir neurosis y desórdenes psicológicos. Y no sólo los que son diagnosticados clínicamente, sino los que pueden surgir por un postrauma que no fue sanado ni tratado en su momento o por el nivel que posee una persona de vivir en una fantasía o en un mundo irreal creado por su mente.
Cuando sentimos miedos y creamos historias en nuestra mente, nuestro cuerpo no sabe distinguir lo que es imaginario de la realidad y actúa como si aquel evento fuera real, experimentando los síntomas típicos de ese hecho real.
Estos miedos los podemos superar o dejar ir. Actualmente, estoy haciendo un curso de oratoria porque hablar en público no me resulta del todo cómodo, y en el curso aprendí que el miedo nos controla porque la parte del cerebro reptiliano, al ser la más primitiva, está en constante lucha por sobrevivir; ése es su trabajo. Si nosotros entendemos esta parte de nuestra naturaleza podemos observarlos, redireccionar nuestros pensamientos y usar la meditación y algunas técnicas de relajación para regresar a nuestro centro. Aprender a usar nuestra mente con conciencia, podemos crear una integración y vivir sin más miedo y en paz.
Hace poco tiempo sucedió algo que por una experiencia del pasado, me hizo conectar con un miedo imaginario, y créeme cuando un recuerdo tan desagradable lo traes al momento presente, esto se puede sentirse tan real como cuando sucedió.
Cada obstáculo es único para cada uno de nosotros. Generalmente las respuestas que suscitan son las mismas: miedo, frustración, confusión, desamparo, depresión, enojo. Y en mi caso, mi mayor obstáculo es el primero de ellos.
Pericles, demostró que no se trata de ignorar el temor, sino de hacerlo desaparecer. Así que, mi consejo es, que tomes aquello que temes y cuando el miedo se apodere de ti, descomponlo en las partes que lo integran. Recuerda: nosotros decidimos cómo ver las cosas. Poseemos aún la capacidad de alterar la perspectiva en cada situación. No podemos cambiar todos los obstáculos, pero tenemos el poder de la perspectiva, lo cual puede modificar la apariencia de esos obstáculos, y esto determinará lo terrible y difícil que será vencerlo.
Así que…. Te invito a vencer uno, parte o todos tus miedos, como parte de tus propósitos de año nuevo! Un abrazo de alas!🦋.

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