EL SECRETO DE LA FELICIDAD

Puede que creas en el poder de la atracción, en la metafísica, en las energías, en el poder del pensamiento positivo. Lo cierto es que muchos se han pasado la vida buscando la felicidad cuando siempre la han tenido dentro de ellos mismo. Basado en este principio, para que la felicidad se manifieste en tu vida, comienza por aplicar estos principios o afirmaciones:

• Yo soy la perfecta salud, la perfecta felicidad y la perfecta prosperidad. 
• Yo le hago sentir a todo ser viviente que lo considero valioso. 
• Yo le busco el lado bueno a todo lo que me ocurre y a todo lo que veo ocurrir a otros.
• Yo pienso en todo lo mejor, espero lo mejor, trabajo únicamente por lo mejor. 
• Yo siento igual entusiasmo por lo bueno que le ocurre a otros. 
• Yo olvido mis errores del pasado y sigo adelante a mayores triunfos. 
• Yo llevo una expresión agradable en todo momento y sonrío a todo ser que contacto hoy. 
• Yo no tengo tiempo para criticar a los demás ya que paso todo el tiempo mejorándome. 
• Yo me hago tan fuerte que nada puede perturbar la paz de mi mente. 
• Yo soy demasiado grande para preocuparme, demasiado noble para enfurecerme, demasiado fuerte para temer, demasiado feliz para permitir la presencia de lo negativo.

Puedes hacer las afirmaciones tuyas. Puedes usar el gran poder del YO SOY.

¿A qué me refiero con el YO SOY?

En el evangelio de san Juan, cuando le preguntan a Jesús si ha visto a Abraham, contesta así: «En verdad, en verdad os digo: antes de que Abraham existiera, Yo Soy» (Juan, 8:58). De ese modo Jesús indica que Dios, la fuente creadora del universo, definido como amor, lleva el nombre de Yo Soy. A lo largo del Nuevo Testamento, muchos de los mensajes de más peso que se nos imparten empiezan por el nombre de Dios.

Al usar las palabras Yo Soy, Jesús nos dice que Dios y él son una misma cosa. No se limita a pronunciar el nombre, sino que lo reivindica para sí.

He aquí algunos de los mensajes, cargados de fuerza, de las enseñanzas de Jesús en las que invoca el nombre de Dios como prefijo a las admoniciones que nos dirige a todos:

• «Yo soy la puerta; si alguien entra por mí, estará a salvo.» (Juan, 10:9)
• «Yo soy el buen pastor.» (Juan, 10:11)
• «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí no tendrá hambre, y el que crea en mí no tendrá nunca sed.» (Juan, 6:35)
• «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.» (Juan, 8:12)
• «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.» (Juan, 14:6)
• «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.» (Juan, 15:1)
• «Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto; porque separados de mí no podéis
• hacer nada.» (Juan, 15:5)
• «Yo soy el Alfa y la Omega, Aquel que es, que era y que va a venir, el Todopoderoso.» (Ap, 1:8)

Todos hemos sido creados a partir de una sola Fuente. Mi conclusión es que debemos parecernos a nuestro lugar de origen. Poco importa el nombre que le pongamos a esa Fuente: Buda, Dios, Jehová, Poder Superior… Lo único que te interesa es reconocer que fuiste originado en la Fuente de toda vida, por lo que tu ser contiene la energía creativa de la que procedes. Bendiciones y un abrazo de alas !🦋.

 

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