Cómo las emociones afectan nuestra salud

A cada momento de cada día, está teniendo lugar una conversación dentro de nosotros mismo donde la cualidad de la señal emocional que el corazón envía al cerebro determina qué tipo de químicos se liberan en nuestro cuerpo. Cuando sentimos emociones negativas (por ejemplo rabia, odio, celos e ira) el corazón envía una señal al cerebro que refleja nuestros sentimientos y tales emociones son irregulares y caóticas, es decir, el cuerpo humano interpreta este tipo de señales como estrés y pone en movimiento mecanismos para ayudarnos a responder apropiadamente.

El estrés de las emociones negativas incrementa los niveles de cortisol y adrenalina en nuestro torrente sanguíneo, las hormonas denominadas hormonas del estrés, que nos preparan para una reacción rápida y poderosa a lo que esté causándonos estrés. Esa reacción incluye re-direccionar el suministro de sangre de los órganos profundamente dentro de nuestros cuerpos a los sitios donde sea más necesaria en tales momentos, por ejemplo: caderas, rodillas, tobillos porque las extremidades es lo que usamos para correr, alejarnos, las utilizamos para confrontar la fuente de nuestro estrés. En otras palabras, la enfermedad no es una “avería” del cuerpo, los síntomas son la expresión física de una disarmonía, de un desequilibrio entre nuestras emociones, sentimientos y formas de vida que interfieren en el funcionamiento de nuestro sistema fisiológico y su capacidad para autorregularse.

Sin embargo, la enfermedad es un verdadero camino de desarrollo personal. Llega un momento en que nos preguntamos por el sentido de la vida e intentamos comprenderla mejor y querer conocernos a nosotros mismos. Nuestro cuerpo es un buen maestro dispuesto a enseñarnos, siempre nos está enviando mensajes valiosos, si es que aprendemos a comprenderlos e interpretarlos.

Cuando comprendemos la diferencia entre enfermedad y síntoma nuestra actitud y nuestra relación con la enfermedad cambian totalmente. El síntoma entonces ya no es un enemigo al que hay que destruir sino un aliado que nos ayuda a ver lo que está desequilibrado y así curar la enfermedad. Un síntoma al aparecer debería llamar nuestra atención porque interrumpe la normalidad de nuestra vida diaria. Es una señal que nos da un toque de atención y lo queramos o no, nos impide hacer la vida normal. Esta molestia que parece llegarnos de fuera nos perturba y sólo queremos deshacernos de ella. Así que empezamos a luchar contra el síntoma y a estar pendientes de él.

Sin embargo, los síntomas nos avisan de una anomalía y de que hemos de ir a la causa emocional. Es absurdo enfadarse con el síntoma y tratar de suprimirlo, porque lo que hemos de eliminar no es sólo el síntoma, sino la causa. Si queremos descubrir qué es lo que nos señala el síntoma, hemos de ampliar la visión y no quedarnos sólo en lo aparente.

Si empezamos a prestarles atención y a establecer comunicación con nuestro cuerpo, los síntomas nos guiarán en el camino de la verdadera curación. Al decirnos lo que en realidad nos falta, al exponernos el asunto que debemos asumir conscientemente, nos permiten poder afrontarlo y realizar una liberación emocional. Esta es la diferencia entre luchar contra la enfermedad y transmutarla. En la curación no se trata de eliminar el síntoma sino de ir al origen y conseguir la plenitud.

La enfermedad no es un obstáculo que se cruza en nuestra vida, sino que es en sí misma el camino por el que vamos hacia la curación y la comprensión de nosotros mismos. Cuanto más conscientes seamos de esto más nos podremos servir de la enfermedad para sanarnos, en vez de combatirla.

“Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior”.

Frida Kahlo

A continuación, cito algunos ejemplos de enfermedades emocionales o ejemplos de conexiones bio-emocionales:

  • Abdomen o Vientre (parte inferior del tronco): suele reflejar impotencia, incapacidad de hacer frente a los conflictos que afectan a esos que dependen de mí. Dificultades en el fluir (este ultimo ejemplo, puedo dar testimonio en un 100% ☹).
  • Acidez en el estómago o exceso de ácido en el estómago / esófago, que produce ardores, eructos y en ocasiones reflujos gástricos. Esto suele relacionarse con conflictos recientes. Un nudo en el estómago, una contrariedad familiar, algo que consideramos “difícil de digerir”. Si además hay reflujos debemos añadir la falta de apoyo, de comprensión, de ayuda.
  • Afonía: te has guardado palabras o cosas que quieres decir durante un buen tiempo.
  • Amnesia: excesiva necesidad de controlar los peligros que nos acechan. Conflicto central de separación.
  • Ansiedad: limitación, impotencia, miedo, mucho miedo, incapacidad para afrontar algo, (por eso el sistema simpático está alerta para tomar el control).
  • Caída del cabello: estas preocupada (o), te comes el coco, piensas mucho…
  • Dolor de cabeza: culpa y control (exceso o déficit) de una situación concreta.
  • Duodeno: Conflicto de enfado, enojo, ira no digerible; respecto a una persona, una situación o circunstancia.
  • Esguinces: Desvalorización en algo que viene (en el futuro). Movimiento o dirección contrariada (dependiendo del ligamento). Ira o rabia.
  • Espalda: en la parte alta de la espalda: conflicto afectivo. También es conflicto de carga, pero relacionado con algo emocional y con las comunicaciones. En la parte media de la espalda: Conflicto de culpa y traición; miedo por lo que hay detrás; grandes cargas familiares o ser el pilar de la familia. Y en la parte baja de la espalda: Escasez, carencia, falta, conflicto de dinero, temor a no tener lo suficiente (en el sentido que sea).
  • Insomnio: Conflicto del controlador y el perfeccionista. Miedo a perder el control de una situación. Dificultad en tomar decisiones.

Existen muchas otras enfermedades emocionales, las que he nombrado hasta ahora, son aquellas que me han afectado y por esa razón he investigado; sin embargo también se que mucho de ustedes se sentirán identificados; espero abarcar en una próxima entrega otras, no obstante, si estas padeciendo de algo en particular y quieres que te ayude, déjame saberlo en los comentarios 😉

Por otro lado, debemos considerar que vivimos en un mundo con una sobrecarga informativa, velocidad en el andar, al conducir, consumo de múltiples cafés, cigarrillos, red bull, etc., lo cual lleva a nuestros cuerpos a un estado de constante estrés y con ellos a un empeoramiento del estado de nuestra salud. El crecimiento de las estadísticas relacionadas con el estrés, enfermedades cardíacas, problemas alimentarios, inmunodeficiencias y algunos cánceres es más común cada día en todos los países del mundo. La buena noticia es que el mismo mecanismo que genera una respuesta ante el estrés (a nivel subconsciente), también se puede regular para ayudarnos a aliviar el mismo estrés, siempre que lo hagamos de una forma consciente e intencional, aunque el mundo esté en caos.

Ya casi para terminar, debemos ser conscientes de la unión de nuestro cuerpo con nuestra mente. De la misma forma que nuestro corazón envía a nuestro cerebro las señales de caos cuando sentimos emociones negativas, las emociones positivas envían otro tipo de señal a nuestros cerebros que es más regular, más rítmica y ordenada. En presencia de emociones positivas, tales como apreciación, gratitud, compasión y bondad, el cerebro libera un tipo de química muy diferente en el cuerpo. Cuando sentimos un sentido de bienestar, el nivel de las hormonas de estrés en nuestro cuerpo disminuye, a la vez que la química afirmativa de un sistema inmune poderoso. En ese sentido, la calidad de nuestras emociones determina las instrucciones que nuestro corazón envía a nuestro cerebro. 

En ese sentido, el cuerpo siempre manifestara la información que le da la mente. Esta unidad total de cuerpo y mente se refleja en nuestro estado físico de bienestar o de enfermedad y nos indica lo que está ocurriendo realmente detrás de ello. La enfermedad significa, pues, la pérdida de una armonía o el trastorno de un orden hasta ahora equilibrado. La enfermedad nos dice que debemos afrontar algo en nuestra vida y nos da la oportunidad de conectar con aquellas partes nuestras con las que hemos perdido el contacto y verlas desde otra perspectiva (relaciones, conflictos).

Las enfermedades o los accidentes suelen producirse en periodos de grandes cambios. Los conflictos internos causados por esas situaciones trastornan con facilidad nuestro equilibrio y producen un sentimiento de temor e incertidumbre. Nos hacemos más vulnerables a bacterias y virus (lo cual nos podría perjudicar aún más en estos tiempos de pandemia por el coronavirus que estamos viviendo). No obstante, el hecho de caer enfermos (producto de nuestras emociones) nos proporciona un periodo de descanso, tiempo para resituarnos y adaptarnos a los cambios.

“No hay cambio en la mente ni en el alma que no se refleje en el cuerpo; ni cambio en el cuerpo que no se refleje en la psique y en el alma”.

Aristóteles

Así que, para finalizar, aprende a conocer tu propio cuerpo; busca liberarte de emociones retenidas (ira, soberbia, prepotencia, odio, amargura, rencor, resentimiento, soledad intensa, victimismo, tristeza profunda, culpa, autocompasión, angustia, vulnerabilidad, ansiedad); en mis distintos posts, siempre te he recomendado la practica de respiración, meditación, yoga, la gemoterapia, entre otras.

Practica el perdón, es de vital importancia el perdonar, pedir perdón y ser perdonados. Mantén una actitud abierta a los cambios y no resistirse a ellos. El cambio es experiencia y crecimiento personal.

Fomenta tus emociones y actitudes positivas, pues recuerda que tu mente es tu herramienta mas poderosa… Sino has leído aun mi artículo “Tu mente tras el Covid-19” https://atomic-temporary-127928292.wpcomstaging.com/2020/09/19/tu-mente-tras-covid-19/ te invito a hacero ahora, ya que te ayudará con unos tips sobre autoestima, creatividad, resiliencia, etc. Y recuerda “ver y vivir el cambio como la oportunidad de una transformación, no como un peligro”.

Seguimos conectadas! 🦋.

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