“(…) We keep this love in a photograph. We made these memories for ourselves. Where our eyes are never closing. Hearts are never broken. And times are forever frozen still (…)”
Estas líneas de la canción “Photograph” de Ed Sheeran es la mejor forma en la que puedo describir la fotografía; porque a través de ella podemos reflexionar; porque son más que simples imágenes, es lo que representan o lo que nos hacen sentir; unas las miramos una y otra vez; otras se convierten en nuestras favoritas, y por supuesto, todas ellas están vinculadas a grandes recuerdos. Para mí, al final no sólo son fotos, son trozos de mí o de mi memoria.

La fotografía nos hace volver a ese momento, nos permite recuperar el recuerdo del momento vivido, nos traslada a ese momento efímero en que todo se conjuga para que el todo sea inmortalizado un click. Según Halbwachs (2004), los marcos colectivos de la memoria son la suma y posterior combinación de los recuerdos individuales de muchos miembros de una misma sociedad. Y esto es lo que el archivo en conjunto deja en evidencia. Aquí los marcos temporales tales como festividades, aniversarios, conmemoraciones etc., hacen las veces de hitos que anclan los recuerdos. De ahí que las fotografías de primeras comuniones, matrimonios, defunciones o fiestas de pueblo se conviertan en puntos biográficos significativos alrededor de los cuales se teje el recuerdo, y aunque en apariencia estos fragmentos personales solo pertenezcan a nosotros, es posible encontrarlos en ambientes sociales definidos.
Comprender que hay un tiempo pasado por recordar, un espacio físico que tal vez ya no exista, una situación narrada o interpretada según el punto de vista del observador, un montaje y un discurso dominante que impera sobre los demás discursos, permite hablar de cómo las imágenes que sobreviven en el archivo dejan ver algo que permanece inmortalizado, aunque a la vez puede ser percibido de manera diferente. La foto no es una imagen en tiempo real. Conserva el momento del negativo, ese ligero desfase que permite que la imagen exista antes de que el mundo o el objeto desaparezcan. La foto preserva el momento de la desaparición, y por tanto el encanto de lo real como de una vida anterior; el silencio de la foto, una de sus cualidades más preciosas, a diferencia del cine, de la televisión, de la publicidad.
La fotografía, es un mundo que muchos descubrimos por casualidad y acaba convirtiéndose en parte de nosotros. Muchos de los aquí me leen quizás habrán crecido con ella, otros muchos se han añadido tiempo después, incluso algunos han llegado a atesorarla en momentos difíciles, por ejemplo, cuando estas lejos de casa, cuando un familiar fallece, etc., porque es la forma que tienes de conectarte con tus recuerdos.
En mi caso, siempre me ha gustado, y aunque nunca he tomado un curso, ha sido una de las formas que considero que tiene el ser humano para inmortalizar la belleza de las cosas mas sencillas de la vida, como son por ejemplo, las flores, el atardecer, la luna, etc. Y claro está, también las atesoro ahora mucho más, cuando te das cuenta de que le hubiera tomado más fotos a mi papa en vida, y por supuesto, ahora que estoy lejos de mi familia, el contemplar una foto de mi abue, de mi mama, de mis hermanas, de mis amigas, de mis montañas, de mis cataratas y de los lugares que amo de Venezuela, la fotografía se convierte en parte de ti.

La fotografía siempre puede sorprendernos, habrá algunos que puede hacerles ganar dinero; incluso algunos la usan para hacernos ver más allá, cuando esta es usada para documentar por ejemplo la contaminación del planeta; otros (y lo respeto) también por moda, que es lo más habitual en las redes sociales, pero sin duda el principal motivo por el que hoy muchos queremos a la fotografía es justamente por la misma razón por la que se inventó, inmortalizar esos momentos o “ese instante” que quedará guardado para siempre.
Por otra parte, también sabemos que cuando vemos una antigua fotografía comenzamos a recordar lo bueno que era aquel tiempo, o a veces lo malo. Nos dan ganas de volver al pasado, a veces no. Vemos las cosas que ya han cambiado y nos lamentamos o simplemente agradecemos porque lo hayan hecho. A veces nos preguntamos ¿Cómo podemos recordar algo si ha pasado tanto tiempo? Pues, así de fantástico es nuestro cerebro, capaz de guardar cosas que creíamos tener olvidadas.
Como todos sabemos, siempre es bueno recordar ya sea lo bueno que nos haya ocurrido y quisiéramos volver a vivir o aunque a veces no lo parezca, lo malo. Para analizar los errores cometidos en el pasado e intentar no cometerlos nuevamente en el tan esperado futuro que todos tenemos. Hay personas que piensan que existen algunas cosas que no necesitan ser recordadas, principalmente las malas. Por el contrario, yo pienso que debemos darle importancia, porque sino aprendemos de ello, tenemos la posibilidad de volver a cometer el mismo error e ir acumulando malos recuerdos.

En conclusión, todos guardamos una cosa en común con la fotografía, la capacidad de detenernos en el tiempo. Ya seamos fotógrafos de modas, de reportajes, de bodas, o simples aficionados… independientemente del camino que hayamos elegido, todos guardamos nuestros momentos más importantes de la vida en fotografías (o tratamos). Quizá en nuestra vida haya muerto o desaparecido algo, pero gracias a la fotografía siempre podremos recordar el camino que seguimos para estar donde hoy estamos; y con el favor de Dios, lo mejor siempre está por venir…
Así que, no importa si no te gusta el vestido que llevas hoy, o si estas gordo o calvo, o si estas apurado, si hace frio, o hace mucho calor, toma todas las fotos que puedas con tu familia, con tus amigos, de quienes amas, de las cosas que te gustan y hasta de ti mismo, porque estas te permitirán siempre revivir el momento, y ayudarte a recordarlos cuando estés viejito 😊.
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