Esto que te voy a contar seguramente te ha pasado más de una vez, como a todos en algún momento de nuestra vida. Y son esos momentos en donde pareciera que todo nos sale mal aún y con todas las ganas que le ponemos, simplemente no solo nos han pasado cosas terribles, sino que parece que nunca vamos a dejar de batallar.
Para cada uno de nosotros habrá batallas distintas, de salud, económicas, familiares, legales y hasta otras de maldad inimaginables ¿Te suena?
Pues es cierto que unos viven su vida afortunadamente sin miedos, sin estrés y sin oscuridad. Otros caen (o caemos) en estados en estados de ansiedad, depresión, de angustia. No obstante, en aquí donde entran en juego los maestros espirituales, y para llegar a un crecimiento espiritual debemos trascender nuestras limitaciones, bloqueos y creencias negativas, lo cual requiere de mucho entrenamiento espiritual, eliminar los egos, los problemas, todo aquello que te inquieta y te lleva a la ansiedad y la depresión.

Recuerda todo es energía, el universo es energía, nosotros producimos energía vital todos los días, en todo lo que hacemos, pensamos o decimos, y además nosotros mismos podemos generar energía negativa o podemos dejar caer nuestra energía vital, por ejemplo cuando:
- Inconscientemente o con conciencia actúas en plan de víctima, o cuando crees que el mundo entero está en mi contra.
- Cuando no sabemos cómo manejar el miedo a perder un ser querido, perder tu trabajo, tu pareja, etc.
- Cuando entras en conflicto constante con las personas.
- Trabajo demasiadas horas.
- Nos regañamos y criticamos interminablemente.
- Maltratamos el cuerpo con la mala alimentación, el alcohol, el cigarro, y otras drogas.
- Creer que no somos dignos de amor.
- Nos demoramos en hacer las cosas que nos beneficiarían. Vivimos en el caos y el desorden.
- Y cualquier cantidad de situaciones que te acercan a la oscuridad, o que te llevan a la ansiedad y a la depresión.
Entonces es hora de reflexionar, porque nosotros mismos somos responsables en un ciento por ciento de todas nuestras experiencias; a través de lo que pensamos va creando nuestro futuro; el momento de poder o de hacer es siempre el ahora (el presente); todos sufrimos en algún momento de rabia hacia nosotros mismos o de culpa (o ambas inclusive); entre otras.
Piensen en una rosa, desde el momento en que es un capullo. Mientras se abre para florecer plenamente, hasta que se le cae el último pétalo, es siempre bella, siempre perfecta, siempre cambiante. Lo mismo que nosotros. Somos siempre perfectos, siempre bellos, siempre cambiantes. En todo momento hacemos lo mejor que podemos con el entendimiento, la conciencia y el conocimiento que tenemos. A medida que tengamos más entendimiento, más conciencia y más conocimiento, iremos haciendo las cosas de otra manera.
Louise L. Hay.
Cuando nos amamos realmente a nosotros mismos todo fluye más en nuestras vidas; cuando aprendemos a pensar en el ahora y no pensar en el pasado o en el futuro, dejamos de sentirnos mal (ansiedad, miedo, rabia, envidia, etc). Cuando cambiamos nuestros pensamientos dejaremos de ser creadores de nuestras «enfermedades».
Y si, aunque ya hice un post sobre enfermedades emocionales (si aun no lo has leído, te invito a visitar https://butterflspirit.wordpress.com/2020/03/15/enfermedades-emocionales/), hoy quiero invitarte a pensar en otras vertientes:
- ¿Cuál es la correlación entre mi propósito de vida y mis síntomas de salud?
- ¿Cuál es la raíz mental de mis retos con el cuerpo y la comida?
- ¿Cuál es el verdadero motivo por el cual una persona se enferma?
- ¿Cuál es el atajo para dejar de luchar contra la vida y fluir con el Universo?
La buena salud es la voluntad del Creador para cada uno de sus hijos y cuando no se manifiesta, es un claro recordatorio de que el individuo tiene una creencia contraria, ya que la verdadera causa de la enfermedad es el miedo, el odio, la crítica, la preocupación, la frustración, la ansiedad, el pesimismo y cualquier otro pensamiento o sentimiento discordante.
Todas estas son causas erradas, pero pueden ser contrarrestadas por la fe, la conciencia, la paz interior, la confianza, el amor, la esperanza, y otras cualidades similares (por su puesto, siempre con la ayuda de Dios y los ángeles).
Al reconocer los hábitos personales de pensamiento y sentimiento que son las causas de la enfermedad e intentar diariamente eliminarlos, manteniendo pensamientos y sentimientos positivos, en corto tiempo se puede disfrutar de un funcionamiento perfecto de cada parte del cuerpo físico.

Cuando aprendemos la verdad del Ser, la verdad de Dios y de nuestro Cristo interior, y la aplicamos constantemente hasta que se haga automático ese pensamiento en nosotros, no tenemos que luchar para ganar el sustento, o para tener salud (por ejemplo). Nuestro pensamiento, que es creativo junto con la fe en Dios, atraerá todo lo que necesitemos.
En conclusión, es el momento de reconocer nuestra responsabilidad por haber creado esta situación o el estado. No estoy hablando de si somos culpable o malas personas por estar donde estés. A lo que me refiero es que debemos reconocer nuestro “poder interior” que se transformara en experiencia cada uno de nuestros pensamientos. Toma conciencia de este poder, y aprende a usarlo conscientemente de manera positiva y en tu beneficio, y por supuesto, para tu salud y crecimiento espiritual.
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